El espectáculo del tiempo

El espectáculo del tiempo

Novela
Seix Barral 2015, Editorial Candaya, 2016
528 págs.

¿Qué se puede hacer contra la arrogancia de la eternidad? Una sola cosa: vivir. O dos: vivir y contar. El narrador de esta historia, Juan Guerra –un empresario del cine que apenas se siente escritor– sufre de cronofobia y ve cómo el tiempo actúa dañando las cosas y los hechos: “El tiempo es un espectáculo que se puede ver”. La misión de contar ese espectáculo obliga a su escritura a reaccionar contra el tiempo con la épica del insecto que enfrenta a una bestia.

Para él, una vida no es sólo una biografía que sucede entre dos fechas. Cualquier hombre vive el tiempo personal, pero también el tiempo de la historia y el de la eternidad. Lo que le sucede a él le está sucediendo a su especie.

El espectáculo del tiempo es una novela total sobre la intimidad más profunda de las personas y la grandeza insondable del universo. Las aventuras del amor, los hábitos del sexo, las crisis y los oasis familiares, las comedias del trabajo y el ocio, los múltiples disfraces de la muerte, los viajes, el relato histórico y la vida de los otros se despliegan y conectan como partes de un organismo que busca sobrevivir al olvido.
Una vida humana es siempre un drama de mil cabezas.

Este libro –como el tiempo– empieza con el Big Bang y termina en el Big Crunch. Entre ambos flotan las historias de todos nosotros y la probada pericia de Juan José Becerra que se consolida, sin duda, como uno de los grandes narradores del Río de la Plata.

Un prodigio de escritura y saber pensar el mundo (y su tiempo) desde la literatura y para la literatura. J. Ernesto Ayala-Dip. Babelia – El País

Cuando esta novela se cierra con el único salto al futuro, 2067, queda definitivamente claro que ese lenguaje ya existe y es el de la mejor ficción. Magnífico libro. Nadal Suau. El Cultural- El Mundo

Un gran libro, una obra maestra(… ) Juan José Becerra, es “el” gran novelista argentino […]. Daniel Guebel. Ñ, Clarín

La escritura de Becerra se mantiene en una tensión provista de un humorismo punzante y una capacidad notable para decantar las aventuras de personajes reales e imaginarios en frases de un clasicismo filtrado por la picardía criolla, el lenguaje del Río de la Plata y la ironía. Daniel Gigena, La Nación